jueves, 20 de noviembre de 2014

Miedo

A veces, cuando no te miro, siento miedo.
A veces creo que no puedo.
A veces suspiro y me arrepiento.
A veces dudo que esto sea el cielo.
Pero, luego me levanto y recuerdo…
¿De qué me vale tener miedo?
Y no solo eso…
Cuando te mire volveré a perder las palabras.
No me prestes atención, cielo,
sólo soy una chica presa del pánico
con miedo a amar y que te vayas
con miedo a llorar y que te esfumes
simplemente con miedo.
Permíteme dormirme en tu pecho y…

ya no volveré a sentir miedo.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

Talking about a revolution


"¿No sabes?
Que están hablando de una revolución
Suena como un susurro
¿No sabes?
Que están hablando de una revolución
Suena como un susurro
Cuando están de pie en el bienestar de las líneas
Llorando en las puertas de los ejércitos de salvación
Desperdiciando el tiempo en las desempleadas líneas
Sentados esperando por una promoción
La gente pobre va a levantarse
Y obtener su participación
La gente pobre va a levantarse
Y tomar lo que es suyo
¿No sabes?
Mejor huye, huye, huye…
Oh, dije que mejor huyas, huyas, huyas…
Finalmente los cuadros están empezando a cambiar
Hablando de una revolución."

sábado, 26 de abril de 2014

"Te esperaré. Nos esperaré." Mónica Gae.


"   Cierra los ojos, y déjame contarte algo...

Anoche soñé contigo y soñé con el siguiente capítulo de nuestra
historia, el que ni tú ni yo nos atrevimos a leer por miedo a que
fuera el último, el que decidimos marcar doblando la esquina
superior derecha de la página, con la esperanza de que quizás, 
algún día, quisiésemos volver a leernos,

Tú estabas esperándome en el andén y yo llevaba cinco horas de trayecto pensando en si esta vez, deberíamos darnos uno o dos besos. Tus labios me dieron dos, pero tus ojos me miraban con un tono ocre que decían todo lo contrario. Y yo, acojonada, apenas tenía valor para mirarlos.

Un escalofrío me recordaba a la par que llegaba el metro en la posibilidad de que nunca volvieras a ser tú quien me esperase en la estación. Tú notaste algo en mí y me besaste con cuidado.


Entonces comprendí, que nos habíamos convertido en dos trozos de cristal frágiles temiendo el golpe definitivo que consiguiera lo que tan imposible parecía tan solo unos días antes... rompernos en mil pedazos sin posibilidad de reconstrucción.


Dime, ¿en qué caricia nunca dada llegamos a este punto? ¿en qué kilómetro empezó realmente la distancia entre tú y yo?


Te dije que por ti hubiese podido mover continentes, hubiese podido secar océanos si nuestro barco fuese a la deriva, pero...


...no puedo salvarte si ni siquiera tú sabes si merece la pena subirte al bote salvavidas.


Ponte al menos un chaleco, deja al menos un resquicio de esperanza que mantenga a las cenizas encendidas de lo que un día fue fuego... y engañémonos pensando que llegado el momento, seremos capaces de avivar la chispa avivando el incendio de todo lo que hoy estamos incendiando.


Porque el no tenerte cerca me hace soñar contigo y sé que esta noche es la última que soñaré abrazada a tu camiseta, y lo último que aún quiero es colgarla en el rincón de los recuerdos, pues de ahí no me permito hacer ningún rescate.


Y porque hoy, daría lo que fuera por poder darte el valor suficiente como para poder hacerte querer seguir queriendo dormir conmigo.


Y levantarnos, y desayunar pizza en la cama mientras abro la ventana y te digo que está lloviendo. Y apurar hasta el último segundo mientras, como si quisiera retener el tiempo, me abrazas por la espalda.


Y pasear de la mano por Madrid, y pararnos al unísono frente a cada tienda de libros viejos... el tuyo, sigue siendo para mí mi postre cada anochecer,


(algo que supongo, también debería dejar de hacer).


Anoche soñé contigo, tienes que saberlo. Y en algún momento de ese sueño eras tú quien encontraba las fuerzas para decirme que todo irá bien, para besarme como el primer día, para acariciarnos durante horas hasta que yo sacara las fuerzas para mirarte...


...y así rozar los labios más suaves que jamás he probado.


Pero supongo, que todo sigue siendo parte de un sueño, y el despertador también tiene su papel en esta obra. Y cuando suene, no serán tuyos los buenos días que tenga en el móvil, ni serían mías tus buenas noches nunca más...


O al menos...


...eso deberíamos empezar a asimilar.  "




Mónica Gae.